Un guardacostas chino lanza un chorro de agua a presión contra un buque filipino. Fotografía: Philippine Coast Guard
¿Cuál es la sutil frontera que distingue un enfrentamiento de un ataque? Esa peligrosa franja de zonas grises es la que marca el borroso límite que puede derivar en un conflicto mundial por la disputa territorial entre China y Filipinas en el Mar de China Meridional que ya se ha cobrado dos heridos en choques directos entre patrulleros y guardacostas de los dos países.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, afirmó ayer en Washington rueda de prensa conjunta con el presidente filipino Ferdinand Marcos Junior, que su país cumplirá el tratado de defensa mutua suscrito con el país asiático que implica que responderá a cualquier agresión a la antigua colonia. El encuentro entre los dos máximos mandatarios de ambos países junto con la visita a Filipinas hace unos días del secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, da una idea de la relevancia que está alcanzando el conflicto.
El domingo pasado buques y aviones de Estados Unidos, Australia y Japón se unieron en una auténtica alianza internacional contra China para realizar una patrulla conjunta con dos unidades navales filipinas en la zona de los enfrentamientos, en los alrededores del atolón Second Thomas Shoal, 105 millas al oeste de la isla de Palawan. The Global Times, un diario controlado por el gobierno chino respondió amenazante a esta acción: “Si las partes involucradas pretenden escalar las tensiones en el Mar Meridional de China y socavar la integridad territorial y soberana de China, entonces se convertirán en el objetivo del Ejército Popular de Liberación”.
El enfrentamiento se ha centrado en los alrededores del citado atolón y ya ha habido varios choques entre patrulleros y guardacostas filipinos y chinos con el resultado de al menos dos filipinos heridos. Hasta el momento las acciones ya han incluido abordajes que no han pasado de leves toques entre buques y sobre todo los barcos chinos han utilizado potentes chorros de agua a presión contra los filipinos que son los que han provocado los heridos pues la fuerza del agua es capaz incluso de romper los gruesos cristales de las cabinas de los barcos.
De momento, las agresiones chinas se mantienen en esa zona gris que intenta presionar a Filipinas sin llegar al conflicto bélico y a la vez evitar la implicación de otros países. Las unidades del gigante oriental intentan dificultar la ruta de suministro al atolón Second Thomas Shoal en la que Filipinas mantiene una curiosa y cochambrosa base.
El Sierra Madre, varado en el atolón Second Thomas Shoal, un curioso puesto avanzado de los marines filipinos.
La base filpina en el atolón no es más que un antiguo barco estadounidense portatanques, el USS Harnett County, que participó en la Segunda Guerra Mundial y en la Guerra de Vietnam. Pasó después a la Armada filipina tomando el nombre de Sierra Madre. Este barco fue varado deliberdamente en el atolón en 1999 para establecer allí un puesto de vanguardia de los marines filipinos para defender la zona de las intenciones expansionistas chinas.
En 2016, la Corte Permanente de Arbitraje de La Haya dictaminó que las reclamaciones de China no se ajustan al derecho marítimo internacional y emitió una sentencia a favor de Filipinas. El atolón está dentro de la Zona Económica Exclusiva de Filipinas de 200 millas. Sin embargo, China no participó en el procedimiento e ignoró el resultado.
La presión en la zona gris de China que se deja ver en otras zonas como en la frontera con India y Bután, aparte del acoso a Taiwán, no ha obtenido de momento respuesta por otros países de la zona. Sin embargo, la patrulla conjunta del domingo formada por cuatro países puede indicar un cambio de actitud y tal vez se comience a responder de manera recíproca a las agresiones chinas. La escalada es imprevisible y es imposible prever hasta donde llegará el alcance de este conflicto fronterizo.
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