La patente o antifouling es la pintura que se aplica para prevenir la proliferación de fauna y flora en la obra viva. Un barco limpio ofrecerá menos resistencia hidrodinámica, será más rápido y consumirá menos combustible.
Los antifoulings tradicionales funcionan liberando unas sustancias tóxicas para los organismos marinos que tienen tendencia a proliferar en los barcos. Además, se están desarrollando otro tipo de sistemas no nocivos que basan su eficacia en evitar la adherencia de la flora y la fauna creando una capa “resbaladiza”.
Los antifoulings tradicionales se clasifican entre los de matriz dura y los autopulimentables. Los autopulimentables son solubles en el agua y van liberando los biocidas progresivamente con el movimiento del barco. Por esto están recomendados en embarcaciones cuyas velocidades son bajas (veleros, etc)
Por otro lado, las patentes de matriz dura están recomendadas en lanchas motoras o veleros rápidos de competición porque resisten bien las altas velocidades y las limpiezas periódicas a las que son sometidos.
Para su aplicación en barcos de fibra se han de tener en cuenta los siguientes aspectos:
Si existe una capa anterior de patente sobre la que aplicar las nuevas capas, o si por el contrario no existe. En este último caso sería necesario aplicar una capa de imprimación para asegurar la correcta adherencia de la nueva pintura.
Si vamos a pintar sobre una pintura vieja no hará falta imprimación. Es recomendable no cambiar de tipo de pintura. Por ejemplo, aplicar matriz dura sobre antifouling autopulimentable podría provocar que la pintura se desprenda a altas velocidades.
Antes de nada, es recomendable limpiar bien la obra viva de suciedad y lijar, en la medida de lo posible, para eliminar la capa superficial de pintura antigua, especialmente en los barcos con patente de matriz dura, ya que la pintura autopulimentable se habrá ido diluyendo con los meses y el espesor tenderá a ser menor. Así evitaremos grandes grosores de pintura bajo el agua.
No debemos olvidar proteger la obra muerta del barco aplicando cinta de enmascarar en la zona de transición entre el gelcoat y la zona con patente. Es recomendable invertir un poco más de dinero en esta cinta y comprar una que resista en la intemperie sin descomponer su adhesivo. En caso contrario tendremos trabajo de limpiar restos de pegamento cuando la retiremos.
Una vez preparada la superficie, la pintura se puede aplicar con pistola o con rodillo. Si aplicamos con rodillo, uno de pelo muy corto asegura un acabado más liso y menor espesor.
Habitualmente se recomienda la aplicación de dos manos de patente en toda la obra viva y una tercera capa, de refuerzo, en la zona de la línea de flotación.
Ante la proliferación de pinturas que se publicitan como de alta longevidad, hay que tener en cuenta que en cada varada aprovechamos para revisar ánodos, pasacascos, hélices, etc. Es recomendable inspeccionar todos estos elementos cada año aproximadamente, por lo que antes de invertir grandes cantidades de dinero en este tipo de sistemas, hay que sopesar sus ventajas e inconvenientes.