Las corbetas Atrevida y Descubierta en las Filipinas durante la Expedición Malaspina en una ilustración de finales del siglo XVIII.
Con ocasión de una conferencia sobre nuestra Constitución el conferenciante al tratar de la organización territorial de nuestro país en municipios, en provincias y en las Comunidades Autónomas que se constituyeron sobre la base de provincias limítrofes con características históricas, culturales y económicas comunes, hizo una breve disertación histórica de cómo hemos llegado a nuestra actual distribución. En esa explicación citó a un ilustre personaje de nuestras islas y nuestra Armada, que bien merece este artículo. Me refiero a Don Felipe Bauzá y Cañas, nacido en Palma en 1764, político, geógrafo, astrónomo y capitán de navío.
La intervención y el legado de este ilustre mallorquín es de tal importancia que ha perdurado durante el tiempo y ha llegado a lugares muy alejados de la isla que lo vio nacer, de ahí que no solo existe en Palma una calle dedicada a su memoria, sino que también existe una isla que lleva su nombre. Esta isla se encuentra muy lejos de la nuestra, en concreto en la parte suroeste de Nueva Zelanda.
Pero antes de desvelar el porqué de una isla llamada Bauza, conviene saber qué relación tiene con nuestra organización territorial. Por su formación y experiencia Don Felipe Bauzá fue el escogido para elaborar el Plan de División del Territorio que la Constitución de 1812 preveía, quien basándose en criterios de superficie, población y riqueza elaboró una distribución de España en 52 provincias. Esta era la primera vez que se organizaba territorialmente el país. El proyecto fue presentado a las Cortes de Cádiz el 17 de marzo de 1821, sin embargo, debido a la vuelta del absolutismo de Fernando VII en 1823 el proyecto nunca llegó a ver la luz.
Retrato del mallorquín Felipe Bauzá en el Museo Naval de Madrid.
Ese plan se convirtió en el germen de la posterior distribución del mapa de España en 49 provincias llevada a cabo por el secretario de Estado de Fomento Javier de Burgos el 30 de noviembre de 1833, antecedente inmediato de la actual distribución en 50 provincias, agrupadas, a su vez en Comunidades Autónomas. Es evidente que la actual división de España en provincias lleva el sello de Don Felipe Bauzá.
Pero el que fuera él el escogido para elaborar esa organización territorial no fue por casualidad sino que fueron su preparación y sus conocimientos como marino y cartógrafo demostrados, nada más y nada menos, al formar parte de la tripulación de la corbeta Descubierta como Oficial de las cartas y planos, comandada por Alejandro Malaspina.
Esta nave, junto a la corbeta Atrevida, surcó los mares en la famosa Expedición Malaspina o Viaje alrededor del mundo. Esta expedición fue financiada por el rey Carlos IV, se inició el 30 de julio de 1789 y finalizó el 21 de septiembre de 1794. Durante este tiempo recorrieron las costas de toda América, desde Buenos Aires a Alaska, las Filipinas y las islas Marianas, Vavao, Nueva Zelanda y Australia.
Y fue en febrero de 1793 cuando navegando por Nueva Zelanda este histórico grupo estuvo reconociendo la costa suroeste y cartografiando el fiordo denominado Doubtful Bay, donde se encuentra la isla que lleva el nombre de nuestro ilustre mallorquín.
Así describe el libro de la expedición Malaspina un momento del descubrimiento de este fiordo:
“Sería difícil una descripción más cabal de la aspereza y elevación de aquellas costas de la que hizo ya el Capitán Cook en los reconocimientos de su primer viaje. A dos millas de la orilla no encontrábamos fondo con 100 brazas, y en la entrada de Doubtfull Bay, si bien la isla intermedia presentase bastantes rastros de una vegetación no mezquina, todo el fondo del puerto cerrado por una y otra parte con montañas inaccesibles y cortadas á pico, apoyaba en mucho las reflexiones del Capitán, que le habían hecho mirar aquel puerto como temible para la salida. […] Con estas reflexiones, conseguida al medio día una posición cómoda á barlovento para cualquiera paso sucesivo que las circunstancias manifestasen por más útil, fue el bote armado de la DESCUBIERTA, á las órdenes de D. Felipe Bausá, con el objeto de examinar interiormente el puerto y particularmente la facilidad de hacer agua y leña: se le prescribió el regreso más pronto, y en el entretanto, las corbetas unas veces al pairo y otras sobre bordos cortos, conservaron la misma posición relativamente á la entrada”.
Así pues, sirva este breve artículo como un modesto homenaje a un ilustre e ilustrado ciudadano español, y mallorquín para más señas, que, desde luego, supo darle sentido a la época que le tocó vivir.
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