Los ingenieros tenemos dos sistemas para enfrentarnos a problemas complejos como predecir el comportamiento de un yate en un mar con olas, vientos y corrientes. Primero separamos el problema en partes; divide y vencerás dijo Julio, vayamos por partes dijo Jack. 

Según ese principio, estudiaremos primero el efecto de las olas, luego el de los vientos y, por último, el de las corrientes. Nuestra segunda arma es simplificar. Aún me rio con el siguiente enunciado en clase de física: «Supongamos un burro esférico con la masa concentrada en un punto». ¿Absurdo, no? Pero funciona, nos destaca las variables realmente importantes y nos permite olvidar lo accesorio. Así conseguimos entender comportamientos simples como un tren de olas regulares y unidireccionales, para progresar de ahí a lo complejo.

Estos métodos fueron usados por científicos del Centro de Resiliencia de Estocolmo en el año 2009 para describir el funcionamiento de nuestro planeta; identificando nueve procesos clave para su estabilidad y los umbrales que no se deberían traspasar para mantener el equilibrio. 

Esos procesos son: ciclo del agua, acidificación del océano, aerosoles atmosféricos, ozono estratosférico, uso del suelo, integridad de la biosfera, cambio climático, flujos bioquímicos e incorporación de nuevas entidades. En 2009, tres de los nueve procesos estaban fuera de los límites de estabilidad, en 2015 ya eran cuatro y en 2023 son seis los limites traspasados. La nota positiva es que conocemos el problema y podemos actuar. 

Me propongo dar una acción fácil para minimizar la contribución de los navegantes a estos procesos. Comencemos por el agua. ¿Cuánta agua usa para endulzar o limpiar el casco? Quizá pueda usar una boquilla con posición de ahorro de agua. La acidificación del océano y el aumento de temperatura derivado del cambio climático van de la mano. ¿Es usted de los que ya tiene una placa fotovoltaica o un aerogenerador? Uno de los flujos bioquímicos más importantes es el del nitrógeno, usado para abonar, así que para minimizarlo y contribuir a un buen uso del suelo, ¿qué tal si se lleva a bordo unas frutas de agricultura orgánica local? No use a bordo bolsas de plástico, de esta forma se reduce el riesgo de que un golpe de viento se la lleve y no incorporará nuevas entidades en el mar. 

Para respetar a la biosfera, vayamos a la menor velocidad que la eficiencia nos permita, eso supone menos ruido, y por ello menos estrés para la fauna marina. Un motor bien mantenido genera menos carbonilla y minimiza los aerosoles atmosféricos que emitimos. Solo me queda el ozono estratosférico, pero ahí no hay tarea que hacer, la humanidad ya se dio cuenta de su impacto hace décadas, hizo los deberes y ese proceso ¡vuelve a estar dentro de los límites seguros! Podemos repetir la hazaña con los otros ocho.

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