El Instituto Balear de Estudios Sociales (IBES) ha analizado la valoración que los ciudadanos de las Islas hacemos de nuestro gobierno regional. Ni uno solo de los políticos que ocupan alguna cartera ha sido aprobado y sólo dos superan los cuatro puntos. Una es la consellera de Sanidad, Patricia Gómez (4,1), y el otro el conseller de Medio Ambiente, Miquel Mir (4), lo cual no deja de ser llamativo teniendo en cuenta que la primera es la responsable de la mala gestión autonómica de la pandemia y el otro no ha hecho otra cosa que aprobar prohibiciones y enfrentarse a los sectores agrícola y náutico.
O el IBES no ha consultado a los agricultores, a los usuarios de la sanidad pública y a los navegantes o, definitivamente, la propaganda política ha derrotado al sentido común. En cualquier caso, no olvidemos que del estudio no cabe deducir quiénes, de entre el calamitoso ejecutivo actual, son los mejor valorados, sino los menos malos, dado que ninguno de ellos renovaría su cargo si ello dependiera de la nota que les otorgan sus votantes.
Pero no nos desviemos y centremos el rumbo en lo que aquí nos concierne, que es la parte de la gestión náutica que compete a la Conselleria de Medio Ambiente, dirigida por Miquel Mir, sin lugar a dudas el mayor enemigo que el sector tiene en estos momentos dentro del Gobierno balear.
Llevamos ya varios meses viendo cómo, aprovechando la situación de excepcionalidad provocada por la pandemia, los navegantes ven cada vez más cercenados sus derechos. En mayo de 2020, en pleno confinamiento, Medi Ambiente, prohibió el fondeo sobre arena en Formentera. No avisó a nadie ni se preocupó de buscar argumentos que justificarán la medida (no los hay). Simplemente dictó un decreto que invade competencias y vulnera leyes porque, según alega ahora, se lo pidió el Consell de Formetera. Luego intentaron aplicar el mismo rasero en la costa Llevant de Mallorca, pero un alud de alegaciones impecablememte razonadas harán que Mir y su equipo rectifiquen. De eso pueden estar ustedes seguros.
Gracias a que hay navegantes que no se fían de nada y han decidido bucear en el BOIB y en la plataforma de contratación del Estado para saber a qué atenerse, el mes pasado supimos que Medio Ambiente volvía a la carga, esta vez con la licitacióin de un estudio para limitar el fondeo en Es Trenc. Por supuesto, las asociaciones sectoriales no estaban informadas de este plan. Mir se había reunido con todas ellas apenas unos días antes de que Gaceta Náutica publicara la noticia en exclusiva sin decir ni una palabra al respecto, lo que provocó un enfado de los representantes náuticos (navegantes, empresas, puertos, chárter) como no lo he conocido en los casi 20 años que llevo al frente de esta publicación.
Aunque dudo que la sangre llegue al río, pues nuestro sector es más dado al trabajo y al diálogo que a la algarada, se está hablando por primera vez de organizar protestas y movilizaciones con otros afectados por la política frentista de la Conselleria de Medio Ambiente. El presidente de los navegantes, Biel Dols, lo advirtió antes de las últimas elecciones autonómicas: «Por favor, no pongan a llevar nuestros asuntos a políticos que odien a los barcos». Pero la presidenta Armengol, que tampoco destaca por su pasión marinera, no hizo ni caso y hoy el mar balear es un espacio menos libre que hace dos años.