La respuesta es muy sencilla: si aún tengo dudas de las configuraciones de mástil, volúmenes, proporciones y demás de los barcos clásicos, ¿para qué invertir tiempo en barcos que «foilean»? Algún día estaré preparado para dar el paso, pero hoy no será.
Desde pequeños nos han enseñado o hemos escuchado, a veces para facilitarnos las tareas, otras por desconocimiento y otras por soberbia, errores físicos garrafales, tanto aerodinámicos como hidrodinámicos, que llevo intentando tumbar desde que soy adolescente.
Los regatistas y entrenadores que más respeto son los que constantemente se reciclan y preguntan. No nacemos aprendidos, y depende de cómo planteemos nuestras dudas, nadie tiene por qué tacharnos de imbéciles. Desde luego, no debería.
Aún arrastro algunas de estas vergüenzas y como a estas alturas tengo claro que soy un navegante poco virtuoso, necesito ser trabajador. Para intentar tener éxito, me apoyo de largas sesiones de estudio, principalmente con mi libro técnico favorito, Les Voiles, de Bertrand Chéret.
No hay nada como una dolorosa derrota para resurgir de las cenizas, como el ave fénix. Eso sí, no vale rezar, hay que intentar ser analista y aprender de los errores.
Leed, observad, preguntad, y volved a leer. Y, sobre todo, seleccionad vuestras fuentes, que una estupidez repetida hasta la saciedad no significa que se convierta en verdad, sobre todo si atenta, como muchas veces ocurre, contras las leyes de la física.
Acostumbro a hacer homenajes en mis artículos. No quiero desaprovechar esta oportunidad de proponeros que brindemos todos por dos grandes navegantes españoles, Alex Pella y Didac Costa, que, cada uno a su manera, han dejado muy alto el pabellón nacional, siendo perseverantes… y estudiosos.