La reparación de yates es una de las industrias más potentes de Mallorca, hay que cuidarla.
La Autoridad Portuaria de Baleares (APB) ha dejado de renovar las autorizaciones de ocupación temporal de la manera casi automática en que lo ha estado haciendo durante años, lo que ha permitido que ciertas concesiones siguieran funcionando. El caso más paradigmático, pero no el único, es el del Club Náutico de Ibiza, que llegó a acumular diez años de permisos provisionales. La Abogacía del Estado advirtió al órgano gestor de los puertos de que podía seguir actuando de esta manera y, desde entonces, cada vez que hay que adjudicar una AOT se tiene que convocar un concurso público, lo cual –como se está viendo– no es ni operativo ni una buena solución a un problema que debe afrontarse pensando en el futuro a varios años y con el objetivo de garantizar la estabilidad empresarial y la seguridad jurídica.
En las últimas semanas se ha generado una situación de bastante tensión a raíz de la imposibilidad de renovar las AOT del varadero de Palma. La industria de reparación y mantenimiento ha crecido de tal manera en los últimos años en Mallorca que los espacios concesionados en el Moll Vell de la capital se han quedado pequeños. La solución provisional fue otorgar autorizaciones temporales al concesionario (STP) para que pudiera ampliar la superficie de varada, y la verdad es que ha funcionado. Desde hace años las empresas han podido disponer de esta explanada ‘extra’ para dar respuesta a la demanda. Pero, por las circunstancias jurídicas antes citadas, el escenario ahora es otro. Y la posibilidad de convocar un concurso cada dos años no parece que sea una buena opción.
¿Qué se puede hacer? A corto plazo, la APB debe explorar una fórmula legal que impida que las embarcaciones que tienen reserva para reparar en Mallorca busquen otro destino (cada vez suena más fuerte el nombre de Vilanova, donde no hay precisamente problemas de espacio), ya que podría significar la pérdida de estos clientes.
Primero lo urgente, para proteger la industria local, pero luego, y sin demoras, lo importante. Y lo importante es planificar a medio y largo plazo para que, dentro de sus límites, Mallorca pueda como mínimo mantener su posición de liderazgo en el refit de determinado tipo de embarcaciones e incluso desarrollar esta actividad con esloras superiores. Es muchísimo lo que está en juego.
En realidad, Palma dispone de varios espacios portuarios que hoy por hoy están en desuso. Uno está en el extremo del propio Moll Vell, pero hay más, en la zona de los silos del Dique del Oeste. No voy a entrar aquí en el debate de cuál de los dos sitios es más adecuado (aunque no me gusta personalmente que los astilleros de reparación disfruten de la zona noble del puerto, frente a la Catedral); de lo que se trata es de instar a las autoridades competentes (APB y Govern balear) a que le pongan cuanto antes el cascabel al gato. Un sector «estratégico» como la náutica de recreo no puede estar inmerso en una mar de permanente incertidumbre. Acuerden un plan, pónganlo en práctica y que las ocupaciones temporales sean eso, temporales, y no la solución mágica para otorgar en gestión el espacio público portuario. Y menos ahora que requieren de un concurso y una tramitación farragosa.
No se puede perder ni un minuto. La competencia en la Península y en el extranjero se está poniendo las pilas. Mallorca es muy atractiva para los armadores y capitanes, pero todo tiene un límite.